martes, 26 de julio de 2016

Palabras mágicas, un poema de "Peces transparentes"



PALABRAS MÁGICAS

Los domingos, mi abuela no nos daba
la propina.

Nos daba la “Rinconada”,
que no era ningún premio, sino un ritual
de gestos y palabras
que había que seguir, paso por paso,
para no desmontar la expectación
y mantener envuelta la mañana
en novedad y misterio.

Tapada hasta las cejas en la cama.
Los párpados cerrados
de forma fraudulenta
Y ella fingiendo aprovechar el sueño
para meter debajo de la almohada
algún sobre-sorpresa,
un cuento del tamaño de su mano
o una tira de cromos de palmar
con purpurina por encima.

Ni aquella Hada Madrina
que ayudó a Cenicienta,
de haber tenido que repetir su hazaña
todas las semanas,
hubiera sido capaz de mantener
la magia y la ilusión
con la misma maestría y eficacia
que mi abuela,
Aunque ella no llegase a sospechar
(no obstante la experiencia relatada)
sus innata habilidad
para la hechicería.

JULIA CONEJO



sus innata habilidad
para la hechicerí
a