lunes, 14 de mayo de 2018

Un poema de "El espejo discreto" de Ana Pérez Cañamares

Aunque yo lo olvide todo
que mi palabra no olvide
pelear por su utilidad:

como cuando mi madre
poco antes de morir
agarró mi brazo
y me dijo al oído:
"de una casa sin alegría
hay que salir corriendo".

No sé si recordaba que yo era su hija.
No sé si sabía su propio nombre.
Por eso sé que sus palabras
eran la palabra de Dios.

ANA PÉREZ CAÑAMARES



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