miércoles, 31 de julio de 2013

Un poema de José Luis Puerto

Yo conozco el jadeo
de la respiración,
los vaivenes del asma en las alcobas.
Maderas entregadas a lo oscuro,
geometrías de catres,
estampas enmarcadas.
Y el pálpito del hombre
que pierde
entre sus labios el hilo del aire.
Entonces, las palabreas del amparo:
-Abuelo, no se apure.

JOSÉ LUIS PUERTO


lunes, 22 de julio de 2013

un poema de Luisa Castro

INOCENCIA

Se acabó la inocencia.
Era una bebida empalagosa y breve,
una comida exótica,
ahora ya lo sé.

La probé.

De esas cosas que se toman un día
y siempre las recuerdas,
de esa gente que te encuentras
y no vuelves a ver.

Nunca sabrás lo que pasaría
en el banco de la inocencia.
Con los pies colgando
allí sólo vive la gente que no recuerdas,
lo que nunca ha pasado.

Te sentaste un momento
a escuchar desde lejos la orquesta.
Era duro y solitario
el banco de la inocencia.
Demasiada prisa en volver
como para no olvidarte algo.

Ahora ya lo sabes,
la inocencia es esa gente
que se quedó tu chaqueta.

LUISA CASTRO



viernes, 12 de julio de 2013

Un poema de "Los ojos del extraño", de Vicente Gallego

LAS TARDES

Ya casi no recuerdo las mañanas,
su tiempo azul y claro,
lejos quedan, perdidas en colegios
o en piscinas extrañas e indolentes.

Porque sentimos duro el despertar
retrasamos ahora
la luz que nos fatiga los despegados ojos.
Y es un destino oscuro el de las tardes,
en ellas aprendí que llegará la noche,
y que es inútil
cualquier esfuerzo por burlar la historia
equivocada y triste de los años.
He vivido en la espera absurda de la vida,
cuando he gozado
ha sido con reservas; amé creyendo en el amor
que habría luego de venir, y que faltó a la cita,
y renuncié al placer por la promesa
de una dicha más alta en el futuro incierto.

Pero los días, al pasar, no son
el generoso rey que cumple su palabra,
sino el ladrón taimado que nos miente.
Con su certeza
nos convierte la edad en más mezquinos,
nos enseña a amar lo que nos duele,
las cosas más pequeñas, aquello que ahora somos
y tenemos: la música suave, nuestros cuerpos,
el calor de la estancia y el cansancio.
Buscamos la derrota de las tardes, su tregua
en la exigencia vana de una gloria
que ya no nos seduce. Nos convierte
la edad en más obscenos, y aceptamos
cualquier regalo aunque parezca pobre:
esa boca gastada por el uso, tan dulce aún,
el fuego antiguo y leve de la carne,
los viejos libros, los amigos justos,
un poema mediocre, pero nuestro,
y la costumbre extraña
de ser al fin felices en la sombra.

Es un destino oscuro el de las tardes,
pero también hermoso
y breve como el paso de los hombres.

VICENTE GALLEGO


jueves, 27 de junio de 2013

Paisaje con niñas, un poema de Peces transparentes

PAISAJE CON NIÑAS

Esther y yo.

Escondidas dentro de una llanura interminable.

El suelo es ocre,
a juego con los gorros.

Los abrigos abrochados hasta arriba.

Lo mismo que los labios,
que no recuerdan ya cuántas palabras
van a tener que guardarse entre los dientes
algún día lejano.

Los ojos no aparecen en la foto,
porque están recorriendo no se sabe
qué países de piel de caramelo.

Esther y yo.

Dentro de una llanura interminable.

JULIA CONEJO ALONSO




sábado, 22 de junio de 2013

Un poema de Lorenzo Oliván

EL ROSTRO DE LAS COSAS

Nunca mires las cosas
tan solo con tus ojos.
Intenta imaginar en tu interior
cómo se miran ellas a sí mismas.
¿Un charco gris con luna
es solo un charco? ¿El viento que hace un alto
en su camino deja de ser viento?
¿La madera de un árbol vuelto mueble
ya no siente los nervios que la cruzan?

Todo tiene otro rostro, y no es el rostro
jamás de lo aparente. Cada cosa,
asomada a lo que es nos da la espalda
y se abisma en saber qué esconde dentro.

Asómate a ese vértigo sutil
en que la irrealidad se hace evidencia.
La más común ceguera de este mundo
es ver tan solo lo que todos ven.

LORENZO OLIVÁN


miércoles, 19 de junio de 2013

Un poema de Pessoa



SI MUERO PRONTO

Si muero pronto,
Sin poder publicar ningún libro,
Sin ver la cara que tienen mis versos en letras de molde,
Ruego, si se afligen a causa de esto,
Que no se aflijan.
Si ocurre, era lo justo.

Aunque nadie imprima mis versos,
Si fueron bellos, tendrán hermosura.
Y si son bellos, serán publicados:
Las raíces viven soterradas
Pero las flores al aire libre y a la vista.
Así tiene que ser y nadie ha de impedirlo.
Si muero pronto, oigan esto:
No fui sino un niño que jugaba.
Fui idólatra como el sol y el agua,
Una religión que sólo los hombres ignoran.
Fui feliz porque no pedía nada
Ni nada busqué.
Y no encontré nada
Salvo que la palabra explicación no explica nada.

Mi deseo fue estar al sol o bajo la lluvia.
Al sol cuando había sol,
Cuando llovía bajo la lluvia
(Y nunca de otro modo),
Sentir calor y frío y viento
Y no ir más lejos.

Quise una vez, pensé que me amarían.
No me quisieron.
La única razón del desamor:
Así tenía que ser.

Me consolé en el sol y en la lluvia.

Me senté otra vez a la puerta de mi casa.
El campo, al fin de cuentas, no es tan verde
Para los que son amados como para los que no lo son:
Sentir es distraerse.

ALBERTO CAEIRO  (Versión de Octavio Paz)


viernes, 7 de junio de 2013

Un cuento de Beatriz Osés

DIFÍCIL EQUILIBRIO

En el bosque de cometas hay un balancín de madera. Uno de los asientos ya está ocupado. En el que queda libre se han subido veinticinco niños formando una torre muy alta. Los más grandes se han colocado abajo, los chiquitos, arriba. Pero el balancín no se ha movido. Así que otros veinticinco niños se han montado en el mismo asiento. Y todos han contenido la respiración mientras el otro extremo del balancín se despegaba del suelo... Poco después, los cincuenta y uno consiguen el difícil equilibrio. Bastaría con que una mariposa diminuta se posara sobre uno de los niños para que el rinoceronte tocara el cielo.

BEATRIZ OSÉS