lunes, 27 de agosto de 2012

Un poema de Begoña Abad

Mi abuelo no salió de su pueblo.
El pueblo tenía cuatro casas,
cuatro calles, cuatro caminos,
cuatro vecinos, cuatro perros.
No había en el ni obispos, ni ministros,
ni putas, ni altos cargos,
no había empresas, ni banca, ni iglesia
había.
En realidad no salió nunca de su molino.
Ya es casualidad que por aquel lugar,
remoto y olvidado,
acertara a pasar la vida.
Mi abuelo hablaba poco, pero sabía mucho.
Todo lo aprendió mirando la muela
que, implacable, con el mismo eterno
movimiento,
machacaba siempre el grano, hasta hacerlo
polvo.

BEGOÑA ABAD


No hay comentarios:

Publicar un comentario